top of page
Buscar
  • Foto del escritorDiario Libre

Historia De Mi Pueblo: Hospita Dr. Tomás Perón de Rodeo por Carlos David Marinero

Construido a fines de la década del ’40, es el hospital de Rodeo, ese ya vetusto edificio que nos inspira respeto, nos llama a la reflexión en cuanto a la salud se refiere.

 


El Hospital Dr. Tomás Perón vino a cubrir una necesidad extrema en aquellos tiempos aquí en el departamento Iglesia. Muchos nacimos allí vigilados por la mirada atenta del profesional médico, y la enfermera ese personaje tan especial que con esa vocación de servir constituía el pilar del Hospital. Allí en ese lugar trabajaron muchos habitantes de Rodeo, que una vez cumplida su misión se iban jubilando y con ello pasaban ya a ser historia del Hospital de Rodeo, muchos de los cuáles ya fallecidos, otros radicados en otros lugares y otros aún aferrados a este terruño.

 

Tal, el caso de Doña Benita Molina, una persona que entregó todo de sí, para con sus semejantes, una excelente enfermera rural, con una gran experiencia adquirida a través de los años, muchas veces consultada aún por los propios facultativos, en ciertos casos hasta como debía tratarse a una parturienta. Doña Mirta Manrique de espíritu y andar inquieto allí en los angostos pasillos del Hospital; vigilando alerta ante cualquier novedad, era advertida su presencia; el desaparecido Ramón Illanes que con su personalidad tan particular, era activo trabajador dentro del nosocomio y también fuera de el. Don Marcelo Godoy, un hombre bonachón fue atento siempre con los pacientes, que con su accionar era apreciado por todos; Don Amilán Poblete, el ecónomo del Hospital que con seriedad y responsabilidad como guías, era el resorte en la parte administrativa. Las hermanas Blanca y Rosario Díaz con esa figura tan especial, que atendían con premura y eficiencia; el Sr. Munizaga, Hilda Carrizo, Dora Díaz, doña Delfina de Varela, Elsa Montaña (primera enfermera, luego farmacéutica del Hospital), Melicia Cortéz, Noelia y Dolys Olivares, Ramona Alamo, Pocha Esquivel, solo citando a algunas entre otras, las enfermeras además de cumplir con su rol específico eran también las encargadas del mantenimiento del Hospital.

 



En cuanto a los médicos que pasaron por este nosocomio, citaremos al Dr. Juan Kunca, Dr. Atienza, el Dr. Andres Carbajal, un médico iglesiano (para mas dato floristo) se trasladaba desde Las Flores en su vetusto “jeep” de color rojo, cuyas puertas rezaba esta inscripción “Sanidad Iglesia”, un médico rural que merece ser recordado por su loable labor humanitario, recorriendo todo el territorio departamental, entre otros médicos estaban también, por aquellas épocas el Dr. Eroz, Culichevsqui (de origen polaco), Traverssi, Guadalupe, Quiroga Salcedo, Villaverde, Jorge Chávez, Gerbeno, Mateos, Cámera, Yina, Dra. Ceballos y otros que continuaron arribando al cabo de los años.

 

En otro orden y siempre dentro del establecimiento se destaca la actividad de las lavanderas, rubro ocupado por dos laboriosas señoras de nuestro pueblo, durante muchos años, las hermanas Ramos (doña Rogelia y doña Nélida) ellas eran las encargadas de mantener limpio toda la ropa de cama y otros dentro del hospital, un trabajo sacrificado como insalubre, realizándolo a mano, para ello estaba dispuesta la lavandería, allí realizaban esta ardua tarea las lavanderas; posteriormente y ya en estos últimos tiempos se incorpora maquinaria moderna lo que en gran medida vino a aliviar la actividad manual de referencia.

 

Las cocineras, cumplían un rol preponderante en este establecimiento sanitario ya que su labor era imprescindible recordar a doña Petrona, una señora que llegaba desde la ciudad de San Juan a cumplir con su trabajo, excelente persona y mejor cocinera, luego también cumplieron idéntica función las señoras Lorenza Castillo, doña Amelia de Caceres, ambas excelentes cocineras y se jubilaron como tal.

 

El primer chofer de la primera ambulancia fue don Ramón Diaz antiguo vecino de la zona, que haciendo auxilios, recorría toda la geografía del departamento e incluso con los constantes viajes de traslado de los enfermos hacia el departamento Jáchal, en una oportunidad este señor me comentó que el mismo, tuvo que ejercer como “partero”, ante situaciones de imprevistos alumbramientos sobre la huella en lugares alejados, también colocaba inyecciones cuando era necesario, único chofer que cubría las guardias hasta que se jubiló. Otro personaje casi anónimo era el “jardinero” del Hospital, el era don Armando Muñoz que hacia su recorrido diario desde “Los Coloraditos”, muy distante del Hospital (invierno y verano) también algunas veces se trasladaba a caballo, su trabajo consistía en tener o mantener en condiciones, algunos frutales existentes pero su preocupación apuntaba en proveer verdura fresca de la huerta que cultivaba con tanto esmero en terrenos pertenecientes al Hospital y adyacentes al mismo, para el riego de dicha huerta se extraía a través del molino de viento que realizaba su tarea de extracción del líquido elemento desde un pozo aún existente en el actual predio de la Unión Vecinal de Rodeo, el resto del vecindario en un determinado sector, amplio por cierto, llevaba el agua para todos los usos, incluso para regar a balde, hasta las plantas y para los animales domésticos desde la pileta que se encontraba en el patio exterior. Esto se debía a la escases de agua en toda la población de Rodeo y en todo el departamento, épocas de sequía y por ende épocas del éxodo masivo de los Iglesianos a otros lugares.

 



El Hospital contaba, entonces con el vital elemento para su uso exclusivo, contando por supuesto con el molino de viento que cumplía como vemos un rol importante en el funcionamiento del mismo. En otro orden también de importancia recordar que en aquellas épocas cuando aún no existía el servicio de energía eléctrica en Rodeo (y el resto del departamento) el Hospital ya contaba con su equipo de emergencia propio, conocido por todos en ese entonces por el “Motor del Hospital”, siendo utilizado con mayor énfasis cuando se debían realizar operaciones quirúrgicas; en este aspecto cabe hacer notar que, en efecto, las operaciones especialmente de apéndice se realizaban en este tiempo en el Hospital de Rodeo, hoy con el avance tecnológico en ese campo de la medicina, más la época que hoy se vive, dichas operaciones ya no se realizan en este nosocomio.

 

Por último, es conveniente mencionar en esta asociación de cosas referidas a nuestro principal centro de salud en el departamento de Iglesia, aun personaje anónimo, pero que mucho en común tiene que ver con el Hospital de Rodeo, un colaborador, un trabajador más en su época, luego el paso y el peso de los años sumado a su impedimento físico, continuaba allí, en una habitación, en aquella sala que le vio envejecer, hablamos de Augusto Palma “Palmita”, este hombre con un problema de salud (según decían) llegó procedente de la República de Chile, fue internado en épocas del Dr. Kunca; por siempre permaneció allí, al no contar con paciente alguno el Hospital se transformó en su hogar, colaborando en distintos menesteres con todo el personal. En aquel momento en una silla de ruedas, veía pasar sus días, tal vez sin prisa, un personaje que se identificó con la trayectoria del Hospital Tomás Perón de Rodeo. Actualmente quienes trabajan allí siguen la senda marcada por sus antecesores, aquellos que con vocación y esperanzas dejaron allí un trozo de su propia existencia.


Hoy, damos la bienvenida a un nuevo hospital, un símbolo de esperanza y progreso para nuestra comunidad. Al mismo tiempo, nos despedimos con gratitud del viejo hospital que, durante tantos años, fue testigo de innumerables historias de lucha, valentía y vida. En sus pasillos quedaron grabados momentos de angustia, de triunfo, y sobre todo, de humanidad. Hoy cerramos ese capítulo con el corazón lleno, sabiendo que lo mejor está por venir en este nuevo hogar de cuidados y bienestar para todos.


ADIOS VIEJO HOSPITAL DR. TOMÁS PERÓN DE RODEO



Comments


bottom of page