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  • Foto del escritorDiario Libre

El milagro de Santo Domingo: Cuando la fe movió montañas en Rodeo

En el pintoresco pueblo de Rodeo, allá por los años 1957 y 1964, se vivió una de las peores sequias de la historia, que provocó hambruna, matanza de animales y la desesperación de los pobladores para encontrar agua para la supervivencia. Uno de los lugares predilectos del naciente de agua por ese entonces eran las vegas de doña Jesús Del Monte o conocida en esos tiempos por Doña Jesús del agua de la Zorra, una mujer de fe inquebrantable y manos laboriosas, dedicada a la elaboración de quesos y quesillos de cabra. El lugar era llamado así por que aparentemente, los zorros bajaban a tomar agua ahí.

La desesperación por la sequia se apoderó de los habitantes de Iglesia, que los más devotos decidieron llevar a Santo Domingo en procesión, suplicando por agua.


La imagen del santo partió de la iglesia y fue llevada por los "varones del santo" ya que solo hombres podían cargar la imagen, la misma, fue llevada por los callejones que serpentean entre los potreros, hoy conocidos como "Potreros de Pepe Suárez", un lugar donde la modernización aún no había llegado al pueblo.


La comitiva, continuó su recorrido por la huella que se dirigía hacia el Oeste, bordeando la loma de calle los Cachos, hoy calle Tiro Federal, hasta llegar a la humilde casa de Doña Isidra Montaño, un rancho abandonado actualmente que yace a orillas de la ruta 150 y la cortada del camino de Tudcum.

Desde allí, la procesión se dirigió hacia la morada de Doña Jesús del Monte, situada en las proximidades de la futura y actual escuela Agrotécnica Cornelio Saavedra. Allí, los "varones del santo" realizaron un acto litúrgico, clamando por la bendición divina. Y fue así que, en un gesto de fe y desesperación, los habitantes de Rodeo, pocos días despues, vieron surgir el agua de la tierra, en el mismo lugar donde los zorros acudían a beber y en muchos otros lugares más de este hermoso poblado.


El milagro de Santo Domingo había ocurrido, esto, por que el pueblo en su unanimidad puso en accion su fe y su creencia, para que de esta forma esa bendicion pudiese cumplirse.


El valle de Iglesia, fue testigo de la intervención divina que salvó a su pueblo de la sequía, a partir de ese momento y hasta hoy la devoción ferviente por Santo Domingo, fue, es y será inquebrantable. Amen.

1件のコメント


ゲスト
8月13日

Hermosa reseña histórica

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