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  • Foto del escritorDiario Libre

Historias De Mi Pueblo: El Tiro Federal Argentino

En mi pueblo de Rodeo, allí entre las lomas hacia el norte, allí justamente donde remataba la calle que llevaba su mismo nombre, está en pie aún parte del edificio del Tiro Federal Argentino, dependiente del Regimiento de Infantería de Montaña 22 y por ende del Ejército Argentino, y del distrito Militar San Juan, todos estos entes tenían que ver con el funcionamiento de este local que se levantaba aquí en la localidad de Rodeo, un lugar actualmente abandonado (en ruinas).

 


Mudo testigo de tantos acontecimientos allí desarrollados por tantos años, escenario de hechos que pasaron más que a la historia yo diría al olvido. Allí en ese lugar muchos jóvenes iglesianos sirvieron a la Patria, a través del servicio militar obligatorio, en su carácter de soldados conscriptos en aquel caserón blanqueado, en cuyas paredes rezaba una inscripción al frente del mismo: “TIRO FEDERAL ARGENTINO, AQUÍ SE APRENDE A DEFENDER LA PATRIA”, frase esta que revelaba el hecho del porque estaba enclavado allí este edificio.

 

La bandera Argentina, flameaba en el mástil existente; las prácticas de tiro fundamentalmente los días domingo, convocaba a muchos aficionados a practicar del tiro en blanco, destacándose en esos tiempos personas de nuestro pueblo que eran expertos tiradores, tan es así que se desarrollaban concursos de tiro, teniendo en cuenta que también se practicaba en tales eventos compitiendo a nivel Provincial y fuera de la misma, entre otros cabe mencionar a los Sres: Arnaldo Silva, Ramón de Las Rosas Illanes, Andrés Manzanares, Angel Catalá y esposa, Joaquin Manzanares y Francisco Castillo, siendo este último quien rigiera los destinos de la última comisión como presidente del Tiro Federal; que contaba con número importante de socios. En el interior del recinto habían debidamente alineadas una serie de mesas o tableros (enmpleando una denominación común) sobre las cuáles el practicante solía tenderse “cuerpo a tierra”, rodilla en tierra o de pie, contando para ello con las indicaciones e instrucciones del caso, a cargo del instructor que atentamente vigilaba cada movimiento realizado, esto se realizaba a determinada distancia el uno con el otro, y por secciones, practicantes que por vez primera tomaban un fusil y los otros que ya tenían experiencia, también había diferencias en cuanto a los metros (50, 100, 200 etc) eran los metros de distancia al blanco. Existían ciertas normas fundamentales que se debían tener muy en cuenta para el principiante tales como: se debía tomar el arma, como cargarla, como mantenerla apuntando y cuando disparar, luego como descargar la cápsula servida etc. Como precaución del caso se colocaban almohadillas en el cuerpo (punto de apoyo del arma); dichas instrucciones eran dadas por el soldado que allí se encontraba en el polígono, con la colaboración del presidente de comisión.


Por citar algunos iglesianos que cumplieron con su servicio miliar en el Tiro Federal, solo mencionaré a Odin Suarez, Hilario Esquivel, Saúl Galleguillo, Silvio Montaño, Ramón Mercado, Carmelo Navarro, Rogelio Castillo y otros más. Señalar también, que en el Tiro Federal solían realizarse las fiestas cívicas o fechas patrias, es decir que las escuelas se convocaban allí concentrándose para dichos actos, la concurrencia masiva de la población, maestros, autoridades y alumnado todos concurrían al lugar, se realizaba desfiles, etc. Respecto a las fosas que estaban situadas hacia el sector oeste del edificio, allí mientras se desarrollaba el tiro al blanco, habían personas en el interior de las mismas, los llamados “Marcadores” quienes cumplían la misión de marcar los tiros, con la bandera roja, indicaban “peligro” lo cual indicaba “alto” es decir, no tirar en ese momento porque saldría de la fosa una persona, luego para marcar centro una bandera Argentina se agitaba allí, festejando en el polígono quien acertaba este logro.

 


También cabe señalar que en materia de comunicación fue el Tiro Federal, quien tuvo el primer teléfono en el departamento Iglesia, una línea interna que servía para comunicarse desde el polígono propiamente dicho con las fosas de referencia y viceversa. Poco a poco el tiempo avanzaba, transcurrían los días y con ello se marchaba en silencio toda esa actividad tan intensamente vivida, el edificio dejó albergar entre sus paredes la presencia del soldado el abandono total hizo presa de todo, hoy solo un recuerdo queda de todo ese trajín que conforma una faceta más de nuestra vida lugareña, aquí en este, nuestro Iglesia.


Por Carlos David Marinero

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