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  • Foto del escritorDiario Libre

Los tres aspectos menos conocidos de Doña Paula Albarracín, la madre ejemplar de San Juan

Paula Zoila Albarracín Irrázabal nació hace 250 años. Tuvo un rol preponderante en la vida del Maestro de América. Hay un hecho poco conocido y otros dos que son parte de la faceta más política de la mujer.

El jueves pasado se cumplió una fecha de suma importancia para la historia sanjuanina. Ese 27 de junio de 2024, se cumplieron 250 años del nacimiento de Doña Paula Albarracín de Sarmiento, la madre ejemplar de San Juan.


En conmemoración del aniversario, recordamos a esta poco destacada figura de la historia argentina que no sólo fue la esposa abnegada de José Clemente Sarmiento, sino también la madre de uno de los más grandes pensadores y educadores de América Latina, Domingo Faustino Sarmiento. Hay tres datos poco conocidos de la mujer sanjuanina.


Paula Albarracín nació el 27 de junio de 1774 en La Bebida, en lo que era un paraje polvoriento situado entre la ciudad de San Juan y los conocidos Baños de Zonda. Sus padres, Juana Irrazábal y Cornelio Albarracín, descendían de nobles españoles y tenían la sangre de de pueblos originarios.

Según comentó el especialista en genealogía de la familia Sarmiento, el comunicador Guillermo Collado Madcur, la sangre de Juana estaba constituida por una combinación entre la sangre de una "india paya" y del fundador de San Juan, Juan Jufré de Loaiza Montesa. Ergo, su descendencia, Paula y su hijo Faustino Valentín, también.


Cornelio fue dueño de tierras y ganado, pero la familia cayó en la pobreza tras su enfermedad y muerte. Paula quedó huérfana a temprana edad, lo que la llevó a enfrentar la vida con una notable entereza.


A los 23 años, Paula decidió construir su propia casa en el barrio El Carrascal. Con la ayuda de dos esclavos prestados por sus hermanas Irrazábal, levantó una casa de adobe y techos de caña que resistió incluso el devastador terremoto de 1944.


Instaló un telar español bajo una higuera en su solar y comenzó a producir anascote, una tela de lana peinada utilizada para confeccionar hábitos religiosos. Paula trabajaba incansablemente, tejiendo 12 varas por semana, y así levantó su hogar y sostuvo económicamente a su familia.


Doña Paula se casó con José Clemente Sarmiento en 1801. José Clemente era un arriero y capitán de milicias durante la Campaña Sanmartiniana, lo que lo mantenía ausente de casa durante largas temporadas. A pesar de las limitaciones económicas, Paula se aseguró de que sus hijos recibieran una educación de calidad. Aprendió a leer y escribir gracias a las lecciones del maestro, médico y cura José Castro, y luego ella misma enseñó a Domingo, inculcándole desde temprana edad la importancia del conocimiento y el valor de la educación.


Paula fue inculcada en la religión por las lecciones de don José Castro. Estos principios fueron transmitidos a sus hijos mediante el rezo, la devoción a los santos y sus prácticas en la vida cotidiana. Siempre estuvo ocupada por la formación de hombres de bien en todos sus hijos. "Ella era muy devota", dijo Collado Madcur, que además reafirmó que la hipótesis sobre el cambio de nombre en el tratamiento coloquial y familiar a Sarmiento cambiando Faustino Valentín por Domingo Faustino, en honor Santo Domingo. De hecho, "vivían a una cuadra del convento".

Sarmiento, en su obra Recuerdos de Provincia, dedica un capítulo especial a su madre. En este libro, resalta, valora y anhela a su madre, describiéndola como "la personificación de la providencia" y "la tierra viviente que se adhiere al corazón, como las raíces al corazón". Justamente, el comunicador dijo a Tiempo que Sarmiento "pasó a la historia como el emblema, el símbolo de la madre ejemplar, de la madre abnegada que tiene renunciamientos en favor de sus hijos" por la propia pluma del Maestro América.


A modo de ejemplo, Collado Madcur contó que Sarmiento relata cómo Doña Paula, con edad avanzada, cruzó la Cordillera de los Andes para ver a su hijo que se encontraba exiliado en Chile, "arriesgándose a tener enfermedades o morir". Otro aspecto no tan conocido de la vida de Doña Paula es su faceta más política, aún sin ser plenamente consciente. Con la intención de proteger a su hijo, intercedió ante la esposa de Nazario Benavidez, entonces gobernador de San Juan, para pedir por la libertad de Sarmiento, que estaba detenido. La madre sanjuanina pidió "que le den un salvoconducto a Chile"

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