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Rompiendo el Mito: Historia De Mi Pueblo

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • 25 nov 2024
  • 12 Min. de lectura

La historia del Departamento Iglesia desafía los conceptos tradicionales de fundación, evidenciando una contradicción entre los actos administrativos de los siglos XVIII y XIX y la verdadera consolidación de su identidad política y social.

La creación del Departamento Iglesia ha estado envuelta en una narrativa que lo vincula a actos históricos como las Mercedes Reales de 1753 y la ley n.º 400 de 1869, los cuales otorgaron tierras y reorganizaron el territorio. Sin embargo, la verdadera naturaleza de su fundación es cuestionable. Las Mercedes Reales, aunque cruciales para la distribución de tierras en el Valle de Pismanta (hoy Iglesia), no constituyeron un acto de fundación, sino una mera cesión de propiedades. Por otro lado, la "fundación" de Iglesia en 1991, basada en un acuerdo político, no debe confundirse con una fundación histórica legítima. Así, la historia del departamento revela más una creación administrativa que una fundación formal, rompiendo el mito de un origen fundacional tradicional.



En 1750 el Gobernador y Capitán General de Chile, Domingo Ortiz de Rosas, designó a Juan de Echegaray, vecino de la ciudad de San Juan, Superintendente de los pueblos de la jurisdicción de Jáchal, encargándole la fundación de la cuidad.


Echegaray marchó hacia el norte y, en contacto con Robledo y Frías, funda la ciudad de San José de Jáchal el 25 de junio de 1751. Dentro del mapa geográfico de la época, incluía también, Al Valle de Pismanta como localidad perteneciente a San José de Jáchal.



LA ENTREGA DE MERCEDES REALES


Don Juan de Echegaray, designado por el Reino de Chile como maestro de campo y superintendente, desempeñó un papel crucial en la organización territorial y el reparto de tierras entre los pobladores de las regiones que hoy corresponden a los departamentos de Jáchal e Iglesia, en la actual provincia de San Juan. Su misión respondió a la necesidad de ordenar las disputas por tierras que provocaban frecuentes conflictos entre los vecinos de estas zonas.


En su rol, Echegaray fundó la Villa de San José de Jáchal, que entonces representaba el núcleo poblacional más importante. Desde este punto estratégico, comenzó la asignación de tierras a los pobladores, estableciendo límites claros para evitar futuros litigios. Este proceso fue documentado meticulosamente en el archivo administrativo histórico de la provincia de San Juan.



El legajo titulado “Acta de Fundación y Mercedes Reales del Repartimiento” detalla el otorgamiento de tierras en la zona de Guañizuil, cercana a la actual localidad de Rodeo. Aquí, Don Juan de Echegaray entregó la primera merced real registrada en el Valle de Pismanta, nombre que por ese entonces llevaba lo que hoy se llama Departamento Iglesia, otorgando derechos de propiedad a la familia Ormeño. Una de las concesiones más significativas fue la destinada a Simón Montaño y Juana Alanís, descrita en un documento fechado el 25 de noviembre de 1753. A continuación, se reproduce íntegramente dicho texto, que detalla la extensión y los límites de la tierra otorgada:


"El maestro de campo, Don Juan de Echegaray, Justicia mayor y superintendente de los pueblos de la jurisdicción de esta Villa de San José de Jáchal, por su Majestad, que Dios guarde, y en virtud de la facultad que me es conferida por el señor presidente, gobernador y capitán general de este Reino de Chile para dar y repartir tierras, y usando de dicha facultad, os hago merced, en nombre de su Majestad que Dios guarde, a vos Simón Montaño y a vos Juana Alanís, de una estancia nombrada 'El Rodeo', que linda con:

  • Por el oriente: el río que baja de Angualasto.

  • Por el poniente: la cruz de difunto Chepe a dereceras de Asanco o Ayan.

  • Por el sur: la barranca de la cañada.

  • Por el norte: la loma de los Loros.

El cual puesto se entiende por mitad entre ambos os doy libre de toda pensión, con sus pastos y aguas, entradas y salidas, usos y costumbres. Ahí debe haber de hecho y de derecho, y en señal de verdadera tradición, los tomé de las manos y los entré en él. En nombre de su Majestad, que Dios guarde, les dio la posesión real, actual, jure, domine, belquasei en el día claro y sereno.

En señal de haber aprehendido la posesión, que es fecha del veinticinco del mes de noviembre de mil setecientos cincuenta y tres años, por ante mí, testigos a la falta de escribano público ni real y en este papel común del sellado, de lo cual doy fe.


Firmado: Don Juan de Echegaray Testigos:

  • Francisco de Echegaray

  • Juan Ormeño

  • Julián


Cabe destacar que una Merced era una concesión de tierras otorgadas por la Corona Española a un individuo como recompensa por servicios prestados, generalmente en el contexto de la conquista y colonización de América. Este acto marcaba la cesión de derechos de uso o propiedad sobre una porción de tierra, pero no implicaba la fundación formal de un asentamiento.



La fundación de un territorio o población era un proceso más amplio, que requería actos oficiales, como la delimitación del terreno, el trazado urbano (plaza central, Iglesia, cabildo), y en muchos casos, un acta formal que estipulaba la creación de la población bajo las leyes y costumbres de la Corona. En resumen, una merced Real podía ser un paso previo para poblar un territorio, pero no era, por si misma, un acto de fundación.

 


El intento de 1823: Villa de San Salvador


El lugar que nos ocupa era ya conocido con el nombre de “EL rodeo” desde mediados del siglo XVIII. En Efecto, don juan de Echegaray, fundador de San José de Jáchal, usa tal denominación cuando otorga en merced de dichas tierras a Simón Montaño y Juana Alanis el 25 de noviembre de 1753. Setenta años más tarde, el gobernador Dr. Salvador María del Carril, que tanto se preocupara del progreso rural, accediendo a los deseos de los moradores del Valle de Pismanta (así se llamaba esta localidad de perteneciente a Jáchal por aquel entonces lo que hoy se llama departamento Iglesia), habían gestionado la creación de un centro urbano de cabecera, por decreto expedido el 31 de mayo de 1823. Allí, se mandó erigir un pueblo en el lugar que aquellos habían cedido para tal efecto en Rodeo.


 

Desde el momento en que se edifique la iglesia y la escuela, establece el decreto aludido, dicha población tendrá todos los honores y privilegios de villa, que será habida y reconocida por la Villa de San Salvador, bajo la protección de nuestra madre Santísima Virgen del Carmen. Encomendándosele tal misión a don José Azcarate, juez delegado de policía para la misma villa, quien debería proceder conforme a las instrucciones y planos que se le habían dado. (Archivo Histórico de la provincia, libro 84, folios 244 y 256). Lamentablemente la anhelada fundación no se llevó a cabo.


Por ese tiempo, a instancias de Juan José Fonseca, juez de paz de la zona, se había dado comienzo a la construcción de la capilla de la estancia de Rodeo (Hoy Iglesia de Santo Domingo de Guzmán). El pueblo surgiría años más tarde como resultado de una nueva donación de tierras de propiedad particular, siendo el juez 2° orden de Jáchal, don José Inocente Barrera, el destinado a concretar el anterior intento de formación de un núcleo urbano.



Para hacer efectivo un hecho tan importante, convenía que dicho centro de población se estableciese en un lugar adecuado, a fin de que sirviese a la vez para la represión del contrabando tan frecuente en el tráfico comercial entre Jáchal y diversas poblaciones de Chile.


Como se sabe, el comercio entre las provincias del norte y el vecino país se efectuaba a través de los numerosos accesos naturales existentes en el Valle de Pismanta, entonces jurisdicción Jachallera.


Aprobación gubernamental y el inicio del proyecto


En 1835 Barrera proyecta fundar un pueblo en torno a la capilla aun no habitada, en terrenos pertenecientes a Florencia Poblete, Juan Santos Montaño, Jacinto Araya, José de la Cruz Solar y Pascual Esquivel, respectivamente. Los 3 primeros habían donado años atrás el predio en el que se levantaba la futura capilla (Hoy Iglesia de Santo Domingo de Guzmán).



Previa aprobación del gobierno de la provincia ejercido por el coronel José Martin Yanzon, a principio de mayo de aquel año, acompañado por el cura y vicario de Jáchal, presbítero Dr. Juan Bautista López; Barrera se trasladó a Rodeo para administrar justicia y echar las bases para la formalización del futuro pueblo.


Tras 8 días de permanencia allí no pudo concretar este propósito, por haber estado ausente del lugar los dueños de los respectivos fundos y “donde debía ser demarcado el pueblo”. Encomendó entonces dicha gestión a una comisión de vecinos integrada por José Félix Aguilar, Juan José Fonseca y Vicente Dávila. Esta convoco a las 5 personas mencionadas más arriba a una reunión llevada a cabo el 18 de mayo de 1835, participando también de ella el juez de paz del Valle de Pismanta Juan De La Rosa Navarro y el cura y vicario Dr. López, “como interesado a que ese pueblo se adelante en preferencia”.


Informadas aquellas del motivo de la citación y de una comunicación del juez de 2° orden relacionada con el mismo asunto, “contestaron unánimemente que eran muy gustosos, que cedían la parte que pudiese comprenderles a ellos en sus posesiones sin la menor oposición ni condición alguna”, según reza el acta labrada en aquella ocasión. (Archivo citado L 159, f 126).


Las parcelas cedidas en donación median “5 cuadras, 2500 varas”, pero la población constaba de 6 cuadras de superficie con el solar (terreno) en el que se hubiese edificado la capilla. Enseguida se efectuó la demarcación del nuevo pueblo, cuyo trazado inicial incluida la plaza, lo formaban 9 manzanas de 100 varas por cada viento (tramo o distancia ), divididas por calles de 10 varas de ancho, (1 vara equivale a 80 cm).



Aunque la demarcación inicial fue completada, los donantes, bajo la influencia de terceros, se retractaron verbalmente, argumentando que "no querían un pueblo"(archivo citado L 159 f 154). A pesar de esta oposición, Barrera continuó con el proyecto. En 1836, los mismos propietarios, Poblete, Montaño y Araya, solicitaron al gobernador Nazario Benavidez la devolución de las tierras que habían donado.


LA FUNDACION Y LOS DOCUMENTOS PERDIDOS

 

El 25 de junio Barrera comunica al ministro general de Gobierno “que el día de mañana se marcha al mineral a entablar un trabajo de minas que su demora será de 8 días y a su regreso se destina al hogar de Rodeo a repartir sitios en el nuevo pueblo” (Archivo citado L159 f 197).


En pleno invierno, con frio y escarchas, llego Barrera a la localidad mencionada para cumplir con su cometido. Se desconoce la Fecha de la fundación de Rodeo, porque el documento que atestigua dicho acontecimiento a desaparecido del archivo histórico de la provincia.  Pero afortunadamente, conservase otro documento importante cual es el plano primitivo del pueblo que constituye, a no dudarlo, una valiosa pieza de cartografía del lugar. En él, se alude al acta extraviada, lo que prueba fehacientemente que hubo acto formal de fundación.



Esta, de acuerdo a lo expresado en el párrafo de la carta transcripto precedentemente, debió haberse realizado en la primera quincena de ese año de 1835 con bastante aproximación podríamos, si, suponer que el referido suceso aconteció a fecha muy cercana al 9 de junio de 1835. Terminada la ceremonia de fundación se procedió al reparto de Solares (terrenos urbanos destinados al uso residencial); imponiéndoseles a quienes lo recibieron “la obligación de fabricar sus casas en el término de 1 año, con la pena de perder la parte agraciada a la multa de $40 a beneficio del adelantado del mismo pueblo”, si así no lo hiciera.


La urgencia del gobierno provincial radicaba en la necesidad estratégica de establecer un pueblo en una zona de frontera, que permitiera cumplir con varios objetivos esenciales para el desarrollo y la seguridad del territorio. Por un lado, buscaba llevar un control detallado de los pobladores y del comercio, ya que este último estaba estrechamente vinculado con el tráfico de bienes entre Jáchal y diversas localidades de Chile.


Un propósito central de esta iniciativa era frenar el contrabando, una actividad frecuente en los accesos naturales que conectaban el Valle de Pismanta con el país vecino. Este problema era especialmente preocupante en un contexto donde Chile comenzaba a expandirse hacia el norte, lo que generaba tensiones en términos de soberanía territorial.



En este marco, la creación de un núcleo urbano no solo tenía fines administrativos y económicos, sino que también respondía a la necesidad de consolidar la identidad nacional en una región de importancia geopolítica. Al fundar un pueblo, se establecía una presencia formal del Estado, lo que ayudaba a reafirmar los límites territoriales y a promover el sentido de pertenencia entre los habitantes de una región que, hasta entonces, carecía de un centro poblacional estructurado bajo la autoridad provincial.


PROGRESO INICIAL DEL PUEBLO


Los primeros años de existencia del incipiente centro urbano de Rodeo fueron sumamente duros y difíciles. Este pequeño poblado, ubicado en la vasta y desolada extensión de la antigua merced otorgada a Simón Montaño, tuvo que enfrentarse a múltiples vicisitudes y penurias para asegurar su supervivencia. Sin embargo, con el paso del tiempo y la llegada de nuevos vecinos, comenzó a consolidarse y a experimentar un lento pero constante desarrollo.


El financiamiento y adelanto de la nueva villa era un anhelo compartido por sus habitantes. El progreso alcanzado en sus primeros quince años se refleja en el censo ordenado en 1850 por el subdelegado de Jáchal, coronel Francisco D. Díaz. Según este registro, Rodeo contaba con:


  • 112 casas

  • 2 molinos

  • 465 cuadras de terreno cultivado

  • 775 habitantes

  • Una capilla como referencia religiosa y comunitaria.


(Archivo Histórico, L 247, f 248).


En los años posteriores, Rodeo continuó avanzando:

  • 1851: Se creó el juzgado de paz.

  • 1862: Se fundó la primera escuela pública.

  • 1865: El gobernador Camilo Rojo visitó la localidad, la cual ya contaba con 1.514 habitantes.

  • 1870: Rodeo fue declarado distrito y, con el tiempo, se convirtió en la cabecera del Departamento Iglesia.


José Inocente Barrera, el fundador


José Inocente Barrera, reconocido como el fundador de Rodeo, no era oriundo de Jáchal pero residió allí durante muchos años. En un documento fechado el 3 de noviembre de 1832, se describe como "un hombre transeúnte". Barrera estaba casado con Felipa Illanes, con quien tuvo 24 hijos. Se dedicó a la minería y al comercio con Chile.


Barrera era altamente valorado tanto como ciudadano como funcionario. Los vecinos de la villa expresaban en petitorios al gobierno que era un hombre “muy suficiente, poseído de las cualidades necesarias para su debido desempeño” (Archivo Histórico, L 163, f 123). Este reconocimiento da cuenta de su rol clave en la proyección del futuro del Valle de Pismanta, localidad perteneciente a San Jose de Jachal. El Valle de Pismanta hoy es departamento Iglesia.



Declaración del Departamento Iglesia


En 1869, bajo la ley n.° 400 sancionada por la Honorable Cámara de Representantes de San Juan, se establecieron formalmente la mayoría de los departamentos de la provincia. La ley fue sancionada el 4 de diciembre de 1869 y promulgada el 7 de diciembre por el entonces gobernador José María del Carril. En ese momento, Domingo Faustino Sarmiento era presidente de la Nación, lo que marcó un contexto político de fuerte impulso institucional y territorial en San Juan.


Este marco normativo y administrativo terminó por consolidar a Rodeo como cabecera del Departamento Iglesia, sentando las bases para su desarrollo futuro y fortaleciendo su relevancia en el contexto provincial y nacional. A partir de ese momento, el Valle de Pismanta perteneciente al gobierno de Jáchal, se desprende y pasa a ser Departamento Iglesia. Un echo histórico ya que a partir de LA CREACION DEL DEPARTAMENTO IGLESIA, se comenzaron a CREAR el resto de los departamentos de la provincia de San Juan, con sus respectivos nombres.



FUNDACION CONCENSUADA

 

En 1991, se toma una decisión política clave para Iglesia; la fundación oficial del Departamento Iglesia. Este acto fue el resultado de un acuerdo consensuado entre las autoridades del momento, representantes de las fuerzas vivas y unas 10 personas clave de la comunidad. La base legal para esta acción se encuentra en la histórica entrega de las Mercedes Reales, un documento que otorgaba tierras y recursos a los pobladores de la zona. La iniciativa no solo buscaba regularizar la situación territorial, sino también darle una identidad formal y administrativa al Departamento Iglesia, estableciendo las bases para su desarrollo y crecimiento a futuro.


El proceso de fundación fue impulsado por la necesidad de fortalecer la autonomía del departamento dentro de la provincia de San Juan, consolidando su identidad y promoviendo su progreso. Este paso, respaldado por la legislación de la época, fue un símbolo de la unión de la comunidad y las autoridades en un objetivo común, lograr que Iglesia tuviera el reconocimiento que merecía como entidad política y social, con fecha de 25 de noviembre.

 

Pero, si dijimos que una Merced Real podía ser un paso previo para poblar un territorio, pero no era, por si misma, un acto de fundación. ¿Entonces Iglesia fue fundado? LA RESPUESTA ES NO.

 


CONCLUSION

 

La historia del Departamento Iglesia revela una contradicción fundamental sobre el concepto de "fundación". A lo largo de los años, se ha intentado asociar su origen a actos administrativos, como las Mercedes Reales de 1753, que si bien fueron un paso importante para la distribución de tierras en el Valle de Pismanta (Hoy Iglesia), no constituyen una verdadera fundación en el sentido histórico y formal del término. Las Mercedes Reales solo representaron la cesión de tierras, sin los elementos clave de una fundación; la creación de una comunidad organizada, el establecimiento de un núcleo poblacional y la formalización de una estructura política o social.


El concepto de "fundación" no puede ser reducido a un documento que otorgue tierras; es necesario entenderla como un proceso integral que involucra la consolidación de una identidad y la formación de un cuerpo social y político. En este sentido, el Departamento Iglesia NO fue fundado, sino CREADO En 1869, bajo la ley n.° 400 sancionada por la Honorable Cámara de Representantes de San Juan.



Lo ocurrido en 1991 mediante un acuerdo político entre autoridades locales y fuerzas vivas, fue simplemente un consenso para darle “fecha de identidad al departamento”. Este consenso, aunque relevante, no debe confundirse con una fundación histórica y real, basándose en la fecha de entrega de Mercedes Reales, que como se mencionó anteriormente, una Merced Real podía ser un paso previo para poblar un territorio, pero no era, por si misma, un acto de fundación.


Por lo tanto, hablar de fundación en el caso de Iglesia es no solo un error conceptual, sino también un intento de mitificar una historia que fue mucho más compleja y politizada. La "fundación" de Iglesia, como proceso de creación de identidad y autonomía política, fue el resultado de una decisión tomada en un contexto contemporáneo, alejada de la tradición fundacional clásica de los siglos XVIII y XIX. Así, la historia de Iglesia debe entenderse más como una creación administrativa que como una fundación histórica legítima. En definitiva, tras hacer este análisis histórico podemos decir que estuvimos ROMPIENDO EL MITO.

 


Investigacion y redaccion

Diego Gabriel Varela

Maximiliano Leonel Chavez


Fuentes consultadas

Carlos Marinero: Historiador, escritor, conductor radial

Miguel Gómez Luna: Locutor, historiador

Virginia Ibazeta: Docente, Historiador

Archivo Histórico de San Juan

Antecedentes de la colonización española

 

 

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